Enseñar según Thomas Mann



Leo el soberbio Doktor Faustus, obra que le da verdadero sentido a la expresión «novela de ideas» y frente a la cual la mayoría de las novelas no pasa de ser un divertimento. Me impresionan especialmente las reflexiones acerca de la enseñanza de Wendell Kretzschmar, el maestro de música del protagonista, y de Serenus Zeitblom, el narrador, también profesor. Son opiniones que van a contracorriente de los lugares comunes de la pedagogía (pensada, por lo demás, por pedagogos, no por verdaderos maestros), pero que encierran, para quien ha meditado un poco en el acto de enseñar y dar clases, una verdad innegable:

Wendell Kretzschmar proclamaba como principio que lo que importa no es lo que interesa a los demás sino lo que le interesa a uno, y de lo que se trata, por lo tanto, es de despertarinterés, lo que solo puede ocurrir, pero entonces ocurre con seguridad, cuando uno se interesa fundamentalmente por un tema y de este modo, al tratarlo, necesariamente comunica su interés a los demás o, si se quiere, crea un interés insospechado, cosa preferible al trabajo que consiste en procurar nuevas satisfacciones a un interés ya existente.

Muchos se resistirán a creerlo, pero ésta es la forma más intensa, la forma superior, y quizá la más fructífera, de la enseñanza. La enseñanza anticipativa, pasando por encima de vastas zonas de ignorancia. Mi experiencia pedagógica me dice que éste es el método que la juventud prefiere y, por otra parte, el espacio que deja uno vacío tras de sí, se llena por sí mismo con el tiempo.

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